lunes, 1 de febrero de 2010

LA INFILTRACION MARXISTA EN
LA IGLESIA CATOLICA
EL LIBRO DEL PADRE PORADOWSKI




En el lejano 1974, las ediciones Universitarias de la U. Catolica de Valparaíso publicaron un valioso e interesantisimo librito de 100 paginas titulado "El Marxismo invade a la Iglesia", obra del sacerdote polaco y ex profesor de dicha casa de estudios, Miguel Poradowski (1913-2003) . Pese al interesante análisis que contiene , este libro me fue muy dificil de conseguir, y tras buscarlo durante largo tiempo, finalmente lo encontré en la Feria del Libro de Viña del Mar, en el stand de la UCV a solo $ 1000. Y al leerlo, comprobé realmente que se trata de una obra que debiera estar presente en todas las bibliotecas y en el plan de estudios de todos los Seminarios por su excelente y claro contenido. Si bien es cierto, desde 1974 a la fecha ha corrido mucha agua bajo el puente, y han ocurrido hechos importantes como la caida del marxismo como metodo de alcanzar el poder, con su lucha de clases y su dictadura del proletariado impuesta por la via armada (sucedido por el más discreto progresismo, de igual peligro valórico) y la decidida reacción teológica de la Iglesia Católica en contra de la Teologia de la Liberación, a mediados de los años 80, gracias al Papa Juan Pablo II , este constante intento de infiltración y desnaturalización de nuestra Fe no ha perdido su vigencia .


De acuerdo al libro del padre Poradowski, los marxistas habían ido desarrollando un plan de penetración graduada y por etapas dentro de la Iglesia Católica, evitando , a diferencia de los primeros tiempos del marxismo, enfrentarse directamente con la Fe (un método claramente gramsciano). Su plan consistió en la elaboración, mediante los trabajos de una serie de teologos tanto protestantes como católicos, de una serie de corrientes teológicas que van minando conceptos fundamentales del cristianismo y preparando, a la vez, casi imperceptiblemente, las mentes de los cristianos para una aceptación indolora de un "cristianismo" hecho a medida para los intereses marxistas. Su influencia no se ha dirigido tan sólo a la Teología, sino que también a la práctica (pastoral). Casi en todos estos trabajos se nota el mismo método, es decir, se pretende identificar al socialismo con el "Reino de Dios en la tierra". Busca convencer a los cristianos que tanto ellos como los socialistas buscan lo mismo, construyendo una nueva sociedad terrenal del futuro justa, equitativa y solidaria, pero con la salvedasd de que el único camino conducente a este fin aparentemente compartido es la revolución marxista.


Ahora, ¿cómo se pudo imponer a tantos teólogos un planteamiento tan materialista y hasta ateo, tan contrario a su concepción del mundo? He aqui el método sicológico usado, el de graduación, que conlleva primero a un lavado de cerebro gradual y aséptico, para una vez confundidos y reinterpretados principios básicos de la Fe, inyectar en pequeñas dosis la cosmovisión marxista y su curioso concepto del cristianismo.


El padre Poradowski ha definido siete etapas sucesivas y bien definidas que han permitido llevar a cabo esta infiltración, que serán analizadas a continuación :

1) el saduceismo del siglo XX
2) el Reino de Dios en la tierra
3) el cristianismo horizontal
4) Fe sin religión
5) Cristianismo sin mitologia
6) El cristianismo ateo
7) finalmente, el cristianismo marxista




1) El saduceismo del siglo XX: los saduceos eran una de las diversas sectas judías que, en tiempos de Jesus, se caracterizaban por no creer en la resurrección, de modo todos sus ruegos y alabanzas a Dios estaban dirigidas al objetivo final de obtener la felicidad en esta vida terrenal. No negaban ningún otro dogma de la Fe, reconocían a Dios como Creador y Señor del Universo y del hombre, pero ponían todo el acento en este aspecto y silenciaban todo lo referido a la vida eterna y su consecución. Este aspecto fue siendo impuesto a los modernos teólogos cristianos, otorgàndole absoluta prioridad a la construcción de este Reino de Dios material, en este mundo, y dejando de lado la esperanza de trabajar para una vida eterna tras la resurrección. Esta forma de concebir la vida religiosa constituye una excelente preparación para las siguientes etapas de la marxistización del cristianismo. Se trata de acostumbrar a los cristianos, partiendo por sus sacerdotes (el cura Berrios y el Obispo Goic son contemporáneos buenos ejemplos de esta actitud), a concentrar toda su vida exclusivamente sobre lo temporal (pobreza, trabajos, sueldos), sobre los asuntos de este mundo, acercando a los cristianos a los marxistas al eliminar inconscientemente de su mente el "molesto" tema de vida eterna, frente al cual el materialismo marxista no tenía nada que ofrecer.



2) El reino de Dios en la tierra

Este engaño se basa en la vaguedad escatológica con respecto al momento y a las características del anunciado Reino de Dios en la Tierra ¿ocurrirá antes o después del Juicio final? ¿será en este Mundo o en otro Nuevo Mundo? Un pionero de este concepto fue el teólogo protestante de los años 20 Karl Barth, socialista de partido, quien fue el primero en asimilar el objetivo del marxismo y del cristianismo. Según él, la construcción del Reino de Dios en la tierra sería el primer y principal deber del cristiano, y se puede identificar este Reino con la sociedad marxista.

Otro teólogo comunista, el suizo Konrad Farner, quien mencionaba que "el comunismo es la única y total esperanza del hombre" (?), llegando a decir la aberración siguiente: "sin comunismo no habrá en el futuro ningún cristianismo".



3) El cristianismo horizontal:

Lo esencial del cristianismo es el amor a Dios, pero su consecuencia se expresa en el amor al prójimo. La Nueva teología, que en el fondo es antropocéntrica en lugar de teocéntrica (una paradoja) , calla el amor a Dios (vertical) y pone todo el énfasis en el aspecto horizontal, es decir, el supuesto amor al prójimo. De este modo el cristiano se olvida de Dios pues se pasa a preocupar exclusivamente del prójimo, llegandose a la larga a la prescindencia de Dios.

De este modo, el servicio sacerdotal, como bien advirtió Paulo VI en 1973, "se reduce a una función filántropica-social, en lugar del area de las almas, de su relación y la de sus feligreses con Dios, que es donde se define la función específica del sacerdote católico".

Según esta corriente, cuyo precursor fue Dietrich Bonhoeffer, a Jesus se lo reconoce como un ser humano excepcional, ideal, perfecto, un modelo de vida; pero se calla intencionadamente su divinidad, su condición de hijo de Dios y hasta la importancia de su Redención. Se muestra a un Jesús que ayuda al projimo motivado exclusivamente por solidaridad, sentimentalismo y compasión humanas, pero se olvida el sentido esencial de su sacrificio: redimir a la humanidad y abrirle las puertas a la resurrección y a la vida eterna.



4) fe sin religión:

Si bien el marxismo desde su origen ha combatido a la religión (opio del pueblo, según Marx) , en los ultimos años ha decidido, desde un punto de vista táctico, tolerar la fe pero combatir la religión, el culto, la expresión ritual de la Fe, para conquistar y evitar enfrentarse a las grandes masas católicas, muy acostumbradas al culto. Su mensaje es que todos los rituales cristianos no corresponderían al "cristianismo puro" (miren quien viene a darnos lecciones de cristianismo!), por lo que se debe "limpiar" la Fe de los elementos de la religión. Son los cristianos a su manera, tan populares en nuestros días. Por eso, los marxistas combaten el culto mariano, el Rosario, las procesiones , incluso la misa y los sacramentos, señalandolos como contaminaciones innecesarias que desvirtúan la Fe.



5) Cristianismo sin mitologia

Según las corrientes teológicas marxistas , la religión ha sido penetrada a lo largo de su historia por elementos mitológicos paganos, por lo que agrupan los dogmas de la fe en la categoría de "mitos". Por ejemplo, llegan a sostener que el dogma de la Santísima Trinidad es un mito, como también lo son los Angeles, la anunciación, la Encarnación, la Redención, el Pecado Original y el Paraìso. Asi desnaturalizada nuestra Fe, sólo queda reducida a un simple hecho histórico, acsi una caricatura hecha a medida : la persona de Jesús de Nazaret (nunca llamado por ellos Jesucristo o Cristo), un hombre excepcional fundador de un movimiento politico-social de lucha por la liberación del hombre de la esclavitud y la explotación representada por un rgeimen de opresión de la època, hechos todos que ni siquiera encuentran asidero en los Evangelios.

6) El cristianismo ateo

Avanzando en la desnaturalización de la Fe, se llega al punto en que se llega a afirmar que el cristianismo primitivo, el del primer siglo (olvidando completamente las enseñanzas de San Pablo) , no tiene nada que ver ni con la religión ni con la fe, pues habría consistido solamente en un movimiento laico revolucionario. De acuerdo a ello, Jesús sólo sería un caudillo político que pretendia liberar a los judíos de la opresión romana, haciendo proyección de liberar al hombre de la opresión y explotación de las estructuras capitalistas. No hay respaldo alguno de esta visión nen los Evangelios, por el contrario, hay elementos que descartan esta visión ("Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios"), pero el marxismo insiste en presentar a Jesus de Nazaret como un simple hombre, no un Dios encarnado, pues a esta altura de la degradación teológica el marxismo ya afirma que Dios no existe. Todo el componente trascendental de la religión sería, a conveniencia del marxismo, producto de una leyenda.



7) el cristianismo marxista

Inyectando gradualmente su veneno, el marxismo pretende adaptar el cristianismo a las exigencias de su filosofía atea y materialista. Si muchos cristianos laicos y clérigos han llegado a aceptar esta contradicción sin mayores problemas de conciencia, se debe al previo "tratamiento" del tema. Quien aceptó el "saduceismo" (ausencia de resurrección ni vida eterna, principio basico de nuestra fe: "Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra Fe", decía San Pablo), después de algún tiempo está preparado a aceptar también la invitación de parte de los marxistas, para participar en la construcción de una nueva sociedad ideal socialista del mundo, envuelta en el concepto de "Reino de Dios en la tierra". Quien acepta ésto, ya está preparado para el siguiente paso, aceptar el "cristianismo horizontal", el cual lo llevará a su vez al cristianismo concebido como una "fe sin religión", sin rituales ni sacramentos. Y siguiendo este "tratamiento" o lavado de cerebro gradual, poco a poco se va acercar al cristianismo desmitologizado, y por su intermedio, al cristianismo ateo. Así, por grados y etapas, sin mayores traumas, va a llegar hasta la meta final buscada por el gramscismo, el "cristianismo marxista".
Esto permitió al marxismo no solamente infiltrarse en la teología, sino hasta llegar al descaro de presentarse como maestros de ella.
El marxismo de los años 70 ya no pretendía destruír a la Iglesia Católica (por el momento), sino que servirse de ella y hacer que sea la Iglesia la que cave su propia tumba.
Ya el marxismo como tal no existe como práctica masiva, pero dejó una huella indeleble y nefasta sobre nuestra Fe, y su sucesor "light", el progresismo valórico, continúa horadando sin descanso las bases de nuestra religión y del bioen en general.