miércoles, 23 de abril de 2008
"Un profesor de medicina de la Universidad de California hizo el siguiente planteamiento a sus estudiantes:
"Esta es la historia de una familia. El padre tiene sífilis y la madre tuberculosis. Ya han tenido cuatro hijos; el primero ciego, el segundo murió, el tercero es sordo, el cuarto tiene tuberculosis. La madre está embarazada de su quinto hijo.
¿Qué consejo le darían a esa madre?"
La mayoría de los estudiantes aconsejaron el aborto.
"¡Felicitaciones!", dijo el profesor, "acaban ustedes de abortar a Beethoven".
En los planes de Dios, nadie sabe para quién trabaja.
(tomado del blog La Maxsfera)
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8 comentarios:
Pero...eso era un matrimonio, con hijos deseados...con amor entre ellos supongo...aunque bien sabemos de lo mucho que sufrió Beethoven en manos de su padre. Pero aún así...ellos habían elegido ser familia previamente.
Qué harías si tu hija es violada?...serías el feliz abuelito de esa criatura?...a pesar del dolor que significaría para tu hija?...o lo regalarías?...a ver si alguien lo puede querer...pero, y si no lo quieren, y también es usado y abusado?...
Qué harías?
O tu hija vale más que las niñas pobres de un campamento, donde son abusadas constantemente por los miembros de la misma familia?
Esa es la realidad en Chile.
Investiga.
Primera vez que oigo esta historia de la familia de Beethoven. Él también era sordo y un genio musical y sufrió tanto que terminó solo, aislado del mundo, en un cuchitril.
En cuanto a la pregunta, estoy en contra del aborto sí o sí.
Estoy a favor del control de la natalidad. Pienso que la Iglesia se equivoca al no aceptar métodos no abortivos. No es normal que las parejas estén supeditadas a lo que la Iglesia les dice. Lo importante es un método no abortivo.
A decir verdad, cuando uno llega a creerse un Dios sabelotodo con el poder absoluto de decidir si un determinado nuevo ser humano ya concebido tiene o no derecho a seguir viviendo, debiera (pensando en un plano puramente pragmático)por lo menos reunir estas dos características:
1) tener acceso a conocer completamente el futuro, para estar seguro de saber lo que la vida le depara;
2) tener pleno conocimiento del plan de Dios para esa criatura, no sólo en lo referente a su propia vida, sino que a las complejas interacciones e influencias que dicha vida ejercerá sobre los demás
Una vez reunidos ambos requisitos, uno podría saber, con bastante certeza, si eliminando una vida por su supuesto bien, está haciendo realmente algo bueno.
El problema es que, el único que reune ambos requisitos es, precisamente, Dios.
Nosotros, decidiendo acerca de la vida de un embrión, no alcanzamos ni siquiera a reunir algun esbozo de argumento para discutirle, con fundamento y conocimiento, a Dios. Aunque algunos, como esta Jiramono.. se crean tan sabios como Dios.
Gracias a Dios, por ejemplo, las madres de Beethoven, Leonardo da Vinci o Bernardo O Higgins, todos nacidos en circunstancias no ideales, no se creyeron Dios.
Cristián:
Precisamente, eso es lo que plantea el socialismo, un Estado que nos cuide desde la infancia hasta la muerte, y que nos asegure todo.
Precisamente, uno no sabe lo que le depara la vida, ya que uno debe descubrirlo poco a poco, a veces con señales.
Anda al blog de Marta Salazar y anda al post, donde ella relata la historia de ser humano que nació sin piernas ni brazos, y que sus padres no lo querían, hasta lo adopto una señora. Hoy ese ser humano estudia informática en una especie Incap de Alemania.
Perdón por despertarlos de su sueño maravilloso, pero estamos lamentablemente en el siglo XXI, en donde alguien pobre, a menos que interceda un milagro, va a seguir formando parte de la pobreza y todos los circuos viciosos que ésta conlleva.
En lo que respecta a Beethovhen, es un claro ejemplo de la desesperación que existe para justificar el No Abortar. Por qué? Porque nadie me asegura que el "hijo" que una señora de La Pintana o La Dehesa aborta será un gran político o alguien que cambie el mundo. El riesgo es muy grande, pues mucha gente puede esperar que el hijo no deseado haga algo por la humanidad, cuando en realidad se transforma en un HDP más que vive en el mundo a costa del Estado.
Los milagros existen, sí. Pero son muy pocos. Si quieres cambiar el mundo no huevees por un embrión, sino que adopta a un flaite, o a un discapacitado. Demuestra que tu "amor por la vida" es real y no sólo una careta disfrazada de moral y religión...
Saludos...
Pongo como titulo del post : "Para los que se creen Dios", y precisamente, los que se creen Dios llegan solitos.
Noticia aparecida el 14 de mayo de 2008:
"Hombre confiesa haber matado a toda su familia (esposa, hijas, padres y suegro) con un hacha en Austria. El asesino declaró que estaba arruinado, que había perdido mucho dinero, y que había matado a su familia para "ahorrarles la humillación".
Este es un típico representante de aquéllos que se creen Dios, que creen tener en sus manos la certeza acerca del destino, no sólo suyo, y conocer de antemano lo que es mejor para los otros, sin molestarse en preguntarles.
Muy parecido a la visión de vida de Jiramono.
hay dos males en este tipo de conductas, los que se creen Dios y los que se creen representantes de ÉL en la tierra. Los primeros pecan de soberbia y los segundos de ignorancia. Los que se creen representantes de Dios, como el Papa, por ejemplo, se dan la arrogancia de decidir por todos, de exponer su doble moral a toda la sociedad (recuerden que los grandes pedófilos, ladrones, asesinos, etc, han nacido al alero de la Iglesia católica). Ellos son los paladines de las "buenas costumbres", de las conductas inmorales y de todo lo que NO les parece.
Ahora el tema del aborto debe ser considerado personal, una decisión intima de pareja y donde la mujer debe ser la gran mediadora. No me atrevería a "recomendar" un aborto y menos a "NO recomendarlo". Sigo creyendo que las personas son lo suficientemente responsables de sus actos. Ahora en Chile abortar es un delito, pero claramente debería haber una discusión en torno a algunas circunstancias. Tenemos que ser capaces como sociedad de NO creernos DIOS y menos aún decidir por los demás, aunque estas decisiones se impongan por ley.
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